martes, noviembre 21, 2006

"Pero lo que me escamó fue su calzado. Esas zapatillas de tenis de la casa Victoria, sin cordones y con la lengüeta levantada, son toda una bomba semántica. ¿Conocisteis en Portugal las zapatillas Victoria? A mí me disgustaba su blandura, esa manera de llevarlas con el talón plegado, a modo de pantuflas; el que las calzaba proclamaba: "Estoy inerme, no voy a luchar ni defenderme, estoy seguro de que el mundo será clemente con mi pachorra". Eran menos un calzado que una bandera de rendición incodicional, signo de gente que viene a visitarte y se sienta en el suelo usando el sillón como respaldo, gente anarcoide, en el fondo inofensiva y fácilmente recuperable para el sistema..."

Turistas del Ideal, Ignacio Vidal-Folch.
Ed. Destino (2005)

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