domingo, julio 29, 2007

Sospechó, de golpe, lo que todos llegan a comprender, más tarde o más temprano: que era el único hombre vivo en un mundo habitado por fantasmas, que la comunicación era imposible y ni siquiera deseable, que tanto daba la lástima como el odio, que un tolerante hastío, una participación dividida entre el respeto y la sensualidad eran lo único que podía ser exigido y convenía dar.

El astillero, Juan Carlos Onetti

1 comentario:

Oscar dijo...

¡Lo lograste! :)

¡Qué mejor reencuentro en 'luna' que una cita Onettiana!